En medio de la tormenta, cuando el trueno rompe el cielo y la lluvia golpea como mis espadas, un samurái permanece de pie. NO lleva armadura dorada ni ejercito detrás de él. Solo su arco, una flecha y la convicción inquebrantable de su espíritu.

Cada disparo no es solo contra el enemigo, sino contra el miedo, contra la duda y contra la sombra de la rendición. La Tormenta lo rodea, pero no lo doblega. Porque un verdadero guerrero no lucha por la calma del día, sino por la certeza de su propio camino incluso en la oscuridad mas feroz.

Un samurái solitario con un arco en la tormenta no busca gloria: busca honor, verdad y la fuerza de seguir erguido cuando todo parece querer derribarlo.